Hoy, mientras reordaba una divertida conversación con una amiga sobre quien cocinaría cuando nos independicemos, me he empezado a replantear el por qué los adoescentes estamos tan deseosos de salir de nuestras casas y comenzar una nueva vida alejada de nuestros controladores padres.
Seguramente esa sea la razón principal de nuestra ansia por huir: dejar atrás a nuestros creadores. Nos sentimos extremadamente controlados por ellos con sus típicas frases de "ordena tu cuarto", "nada de piercings ni tatuajes" o "en casa a tal hora y no hay discusión que valga". Y sí, yo soy una de esas deseosas personas que quieren perderlos de vista para hacer lo que quieran y cuando quiera.
Pero, ¿acaso no les hecharemos de menos? Puede que en un primer momento nos neguemos a admitirlo pero si que lo haremos.
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